Aunque su padre había imaginado para él un brillante porvenir en el ejército, Hervé Joncour había acabado ganándose la vida con una insólita ocupación, tan amable que, por singular ironía, traslucía un vago aire femenino.
Para vivir, Hervé Joncour compraba y vendía gusanos de seda.
Era 1861. Flaubert estaba escribiendo "Salammbô", la luz eléctrica era todavía una hipótesis y Abraham Linclon, al otro lado del océano, estaba combatiendo en una guerra cuyo final no vería.
Hervé Joncour tenía treinta y dos años.
Compraba y vendía.
Gusanos de seda.
[...]
Lavilledieu era el nombre del pueblo en que Hervé Joncour vivía.
Hélène, el de su mujer.
No tenían hijos.
[...]
Si se lo hubieran preguntado, Hervé Joncour habría respondido que su vida continuaría de ese modo para siempre.
Estos fragmentos forman parte del inicio de Seda (1996), novela del italiano Alessandro Baricco (Turín 1958). Probablemente sea su novela más leída, convertida en best-seller y adaptada al cine en 2007 con los papeles protagónicos de Keira Knightley y Michael Pitt.
Llegué a esta novelita por recomendación de una buena amiga y gran lectora, Rosa. En ese momento no sabía qué leer y me dijo que esta obrita era cómoda y me iba a gustar. La verdad es que no erró.
Hablamos de la historia de un comerciante de gusanos de seda que viaja a Japón para conseguir huevos de calidad... Esta presentación me desconcertó bastante pues en principio no era una temática que me atrajese... Pero este comerciante acaba cautivado de unos inquietantes ojos de una mujer de rasgos occidentales: la amante de Hara Kei, el señor de las tierras que producen los mejores huevos de gusano del mundo. Mientras tanto, en Francia lo esperan su mujer, de la que está profundamente enamorado, y toda una población que vive de los huevos que él compra. Este sería el armazón de la historia, así que le di una oportunidad.
Alessandro Baricco prsentaba la edición italiana de Seda con estas palabras: "Esta no es una novela. Ni siquiera es un cuento. Esta es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento. El hombre se llama Hervé Joncour. El lago, no se sabe. Se podría decir que es una historia de amor. Pero si solamente fuera eso, no habría valido la pena contarla. En ella también están entremezclados deseos, y dolores, que se sabe bien lo que son, pero que no tienen un nombre exacto que los designe. Y, en todo caso, ese nombre no es amor. Todas las historias tienen una música propia. Esta tiene una música blanca. Es importante decirlo porque la música blanca es una música extraña, a veces te desconcierta: se ejecuta suavemente y se baila lentamente. Cuando la ejecutan bien es como oír el silencio y a los que la bailan estupendamente se les mira y parecen inmóviles."
No puedo estar más de acuerdo con esta presentación de la obra. Cierto es que, leyendo cada una de sus páginas, pareciera que tuviese la cadencia de una obra musical que te va guiando lentamente... Vas leyendo y parece que no pasa "nada", pero pasa "todo" aunque de una forma muy sutil...
A la pregunta de si sus obras se enmarcaban en lo onírico, Alessandro Baricco contestó: " Para mí existe la realidad que nos rodea, que está aquí, llena de cosas palpables. [...] Pero también hay otra parte de la vida en la que no interesa tanto entender qué es real y que aparece cuando la realidad se gira y le ves la espalda. Mis libros son un poco así. Hablan de una cierta realidad, después de que la he observado, la he volteado y he mirado lo que hay detrás." ¿Y qué hay detrás?- le preguntaron. ¿Es la belleza lo que estás buscando como fin, como destino? "Más que belleza, es una fuerza, una intensidad. Yo creo que todos necesitamos intensidad. Sin ella nos morimos."
Efectivamente, Seda es una obra muy cortita, aparentemente simple, pero con momentos muy intensos. Además, al menos yo, no llegué a esperar uno de esos momentos y me resultó realmente conmovedor.
Me ha resultado muy curiosa esta afirmación de Baricco sobre esta obra: "Es el tercer libro que escribí y cuando se lo entregué a mi editor le dije: lo siento mucho. Es muy corto, muy simple, pero necesitaba escribirlo".
Un libro que se presenta como la necesidad de un escritor, como inevitable escribirlo, es porque está sustentado sobre sentimientos poderosos. Os invito a descubrirlos...
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