29 octubre 2020

                         Vivir para contarla...

Mi madre me pidió que la acompañara a vender la casa. Había llegado a Barranquilla esa mañana desde el pueblo distante donde vivía la familia y no tenía la menor idea de cómo encontrarme. Preguntando por aquí y por allá entre los conocidos, le indicaron que me buscara en la librería Mundo o en los cafés vecinos, donde iba dos veces al día a conversar con mis amigos escritores. El que se lo dijo le advirtió: “Vaya con cuidado porque son locos de remate”. Llegó a las doce en punto. Se abrió paso con su andar ligero por entre las mesas de libros en exhibición, se me plantó enfrente, mirándome a los ojos con la sonrisa pícara de sus días mejores, y antes que yo pudiera reaccionar, me dijo:

-Soy tu madre.

Algo había cambiado en ella que me impidió reconocerla a primera vista. Tenía cuarenta y cinco años. Sumando sus once partos, había pasado casi diez años encinta y por lo menos otros tantos amamantando a sus hijos. Había encanecido por completo antes de tiempo, los ojos se le veían más grandes y atónitos detrás de sus primeros lentes bifocales, y guardaba un luto cerrado y serio por la muerte de su madre, pero conservaba todavía la belleza romana de su retrato de bodas, ahora dignificada por un aura otoñal. Antes de nada, aun antes de abrazarme, me dijo con su estilo ceremonial de costumbre:

-Vengo a pedirte el favor de que me acompañes a vender la casa.

No tuvo que decirme cuál, ni dónde, porque para nosotros solo existía una en el mundo: la vieja casa de los abuelos en Aracataca, donde tuve la buena suerte de nacer y donde no volví a vivir después de los ocho años.

                                                        


Este es el comienzo de la autobiografía  de Gabriel García Márquez, que tituló Vivir para contarla. Título cargado de mensaje, pues para tener algo que contar hay que vivir en el sentido pleno de la palabra, hay que tener experiencias.

La obra viene precedida de la siguiente afirmación:" La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda". No le falta razón, la memoria juega un papel determinante en nuestra perspectiva final de cómo fue nuestra vida y no pocas veces nos juega alguna mala pasada. Por eso es tan importante el papel de lo escrito, de lo que pervive en los textos. 

Siempre me han parecido sumamente originales y atrayentes los comienzos de las obras de García Márquez, del cual me confieso admiradora sin condiciones. En este caso, llama poderosamente la atención cómo se presenta la madre frente al hijo y cómo a este le cuesta reconocer a su propia  madre...

Es una libro que invito a leer, no solo por conocer la vida de Gabriel García Márquez, una vida intensa ligada a  distintos ámbitos culturales, sociales y políticos, sino porque es un compendio y una recreación de toda su obra, ya que vemos desfilar por estas páginas a los personajes que tanta gloria le han dado y que lo llevaron a merecer el Premio Nobel de Literatura en 1982. En estas memorias vemos cómo se formó ese universo literario, ese realismo mágico que gira en torno a Macondo y a las tradiciones de la tierra.

07 octubre 2020

 

 

Me sirve y no me sirve

La esperanza tan dulce
tan pulida tan triste
la promesa tan leve
no me sirve

no me sirve tan mansa
la esperanza

la rabia tan sumisa
tan débil tan humilde
el furor tan prudente
no me sirve

no me sirve tan sabia
tanta rabia

el grito tan exacto
si el tiempo lo permite
alarido tan pulcro
no me sirve

no me sirve tan bueno
tanto trueno

el coraje tan dócil
la bravura tan chirle
la intrepidez tan lenta
no me sirve

no me sirve tan fría
la osadía

sí me sirve la vida
que es vida hasta morirse
el corazón alerta
sí me sirve

me sirve cuando avanza
la confianza

me sirve tu mirada
que es generosa y firme
y tu silencio franco
sí me sirve

me sirve la medida
de tu vida

me sirve tu futuro
que es un presente libre
y tu lucha de siempre
sí me sirve

me sirve tu batalla
sin medalla

me sirve la modestia
de tu orgullo posible
y tu mano segura
sí me sirve

me sirve tu sendero
compañero.

Mario Benedetti


Mario Benedetti (1920-2009) es uno de los escritores más leídos de nuestro idioma. Su obra literaria -más de sesenta libros, traducidos a veinticinco lenguas- abarca distintos géneros: la  novela, el cuento, la poesía y el ensayo. Gran parte de su obra poética se ha convertido en canción popular dada la conexión con el pueblo. La voluntaria aproximación a la prosa, la construcción de una "épica de lo cotidiano" propiciada por  la incorporación de lo social y lo político, el amor y el humor son algunos de los ejes en torno a los cuales gira la lírica de este gran escritor uruguayo


Inauguramos "Letras en cal" con este poema que refleja la confrontación de sentimientos que podemos observar, e incluso sentir, en estos días tan inciertos que vivimos. La esperanza triste, la promesa leve, la rabia, el grito, la osadía... frente a la confianza, la mirada generosa, la lucha, la modestia... Hay que destacar la contraposición entre lo que le sirve y no le sirve al poeta, quedándose siempre con la VIDA "que es vida hasta morirse"; con el FUTURO, "que es un presente libre" y con la generosidad y ayuda de un COMPAÑERO. 

Hoy, quizás  más que nunca, son valores que deberíamos tener presentes.Esperamos que este poema invite a reflexionar sobre aquello que verdaderamente nos sirve para generar un futuro de esperanza.